sábado, 11 de febrero de 2012

El terror de halar la cadena

Es de saberse por todas las mujeres que ir a un baño público es cuestión de sobrevivencia, de valentía, de insanidad y locura. Casi todo lo que hay en un baño público es intocable, es radioactivo, no basta con el aviso de advertencia que se nos da con el hedor.

No hay opción, los baños públicos se hicieron para entrar corriendo y salir corriendo. Importa menos cuando es un bar y ya se tienen varias copas en la cabeza, queda poca conciencia o cuando después de un viaje a la India; en donde es extraño encontrar baños para damas y los que uno se encuentra son Indian Style, eso quiere decir que con lo que se va a encontrar realmente es con un hoyo del tamaño de la tapa de un frasco de mermelada en el suelo al que tendrá que apuntar y dos huellas marcadas a cada lado para poner los pies, no se asuste si ve rastros de anteriores visitantes que tuvieron dificultades con la comida de ese país, desde luego los que más sufrirán serán sus zapatos, si va a la India ni se le ocurra llevar sandalias. Luego de todo eso, los baños de estos lares se hacen la gran muestra de higiene de la cultura occidental para con los asiáticos. Si usted sólo conoce los baños públicos de este país, no se preocupe demasiado, no son tan malos. Pero, por favor, ayúdenme a comprender por qué, por qué es tan difícil para alguna gente halar la cadena, si hay mil maneras de hacerlo, yo les voy a contar las mías:

Tomo un poco de papel para no tocar la perilla del inodoro y bajarla o puedo hacerlo con la punta del zapato. Si no tiene perilla y en cambio es un botón en la pared, pues levanto la pierna y presiono con el pie, vamos que no es tan difícil, ¿qué necesidad hay de dejar rastro de su visita? El codo es otra herramienta que puede funcionar (claro que antes debe funcionar la cabeza para tomar la decisión de descargar), los nudillos también sirven.

Ahora se me ocurre que las personas más valientes son las que se atreven a tener sexo en el baño, porque les vendieron la idea en el cine; se ve en las películas a parejas que se agarran con fuerza de paredes y puertas de un baño, lujuriosas, desbordantes de deseo, efervescentes, delirantes, cubiertas de éxtasis amándose en un baño que ha sido antes limpiado por la producción o fabricado en el set.

¿Qué hay que inventarse para que la gente hale la cadena del baño? ¿Una ley que obligue a todos los establecimientos a tener sólo baños que descarguen automáticamente? ¿Poner a un mono en cada baño? ¿Obligar a firmar y a poner su número de teléfono para que si se le olvida descargar, puedan llamarle a que regrese y haga lo que debería haber hecho? O ¿poner un baño especial para las personas impedidas para halar de la cadena?

Suficiente sufrimiento hay desde que vienen las ganas y no se está en la casa, luego entrar, oler, ver la fila, esperar, esperar y esperar, entrar de inmediato cuando aún está el alma de la última persona y tener que descargar por la inútil. Continúa con tensionar los músculos de las extremidades inferiores, tomar distancia, mantener el equilibrio el tiempo necesario (ojalá no haya tomado un litro de gaseosa), ir calculando los siguientes pasos, soportar el peso del cuerpo con las rodillas, estirar el brazo sin perder el equilibrio para alcanzar el papel sin tocar nada, eliminar la primera parte del papel, limpiar y deshacerse apuntando bien a la caneca, volver a descargar con las técnicas desarrolladas con tiempo y experiencia, salir sin tocar de a mucho la puerta, salir, salir de inmediato porque para entonces ya no podrá aguantar más la respiración, sacar de su bolso el santo grial de la limpieza que es la botella de antibacterial y rogar para que ya no le vuelvan a dar ganas. ¿Por qué usted y yo podemos halar de la cadena, pero todas no? ¿cuál es el terror?